04 enero 2007

Las cosas simples

Hoy me fui a comer sushi con mi hermana y mi mejor amigo. Fue un almuerzo como cualquier otro. Bromas, conversaciones sobre conocidos comunes, algunos rajes entre rolls y uno que otro chismesito para terminar de sazonar los temakis. Sin embargo, de un momento a otro nos pusimos serios y solemnes. Creo que fue justo cuando T, mi amigo, lanzó el tema de su blog, luego de un ligero silencio que aparentemente lo incomodó. Buscó rápidamente un tema y encontró en la reciente actualización de su blog un tema que daba para volar. Y voló. Entre tecnicismos relacionados con el posting y el upload de fotografías, emergió súbitamente el asunto de su último posteo: las cosas simples que me hacen feliz. Mi hermana, exºerta en disfrutar de las cosas más simples (naturaleza, pequeños adornos, delicias gastronómicas de escuetos presupuestos) no dudó un instante para agregar a la ya interesante lista de cosas simples que dan felicidad a T, el hecho de saltar sobre un charco y notar su reflejo en movimiento mientras ella está en vuelo. Algo tan prosaico pero singular. Sin lograr traer de mi memoria alguna cosa, un objeto o situación que se acercase al salto del charco de mi hermana y que me diera real felicidad, empecé a preguntarme si sería capaz de ser genuinamente feliz al saltar un charco y ver mi reflejo al vuelo. Esta vez no dudé. Mi respuesta inpensada fue no. Eso defiitivamente no me da felicidad. Pero empecé a preocuparme al notar que no era la situación la que no denotaba ninguna emoción en mi lo que realmente importaba, total, el salto del charco tampoco está en la lista de T. Lo que me causó angustia fue comprobar que la simplicidad de esa situación era tal, que no me creía capaz de encontrar algo tan simple que me brindara un momento de felicidad.

Mi primera intención al empezar a escribir este post era hacer mi lista. Sí, mis top ten simple happiness moments. Ahora que releo lo que escribí me imagino que necesitaré un poco más de tiempo, introspectivo y cuestionador, para poder revelarme a mí mismo cuáles son las cosas por las que vivo y que sin esfuerzo, gasto ni dolor, me pueden hacer feliz, aunque sea por un segundo o, si tengo suerte, más tiempo. Ojalá encuentre mi lista. No es cuestión de deseo, es necesidad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Instante de mi felicidad ...
Almas que quieren seguir un camino,
Ese camino los lleva al sur … hacia un lugar desconocido.
El aire está caliente, el viento es generoso, las aves vuelan acompañadas,
Se van confesando sus anhelos ¿dónde es ese lugar que sólo tú conoces?
Hacia el sur, directo y sin escalas
hasta una playa virgen para presencia humana,
Donde nuestras huellas sean las primeras y las únicas,
Me imagino ese lugar, es sagrado.
El agua fría baña nuestros pies y nuestras sombras en un juego sin final.
Siento que floto, mis ojos se cierran, mis muslos se relajan, ni cabeza no piensa.
Floto, quiero dejarme estar, de nada más hablar.
¿Puedes dejar de hablar? …
Vamos al sur en silencio que será nuestra compañía.
Habíamos olvidado lo delicioso que es flotar … al ritmo del cuerpo que dejó todo al vibrar.

Anónimo dijo...

Te regalo "Ordinary Miracles", trata sobre las cosas simples de la vida en las que reparamos muy poco. Espero te guste, la voz que acompaña el video es la mejor. http://www.hollywood.com/movies/video/id/3598650

Anónimo dijo...

Para las pequeñas felicidades de la vida hay que mostrarse espontáneo, sin pensarlo, disfrutarlas como vienen: en pequeños frascos.
Espasmos que te inflan los pulmones y estiran los labios; llegan solos (o siempre están y hay que estar alerta para aprovecharlos).
Entender que muchas de estas inyecciones de ánimo a veces son un desperdicio. Hay que buscar lo suficiente como para un Champagne connoiseur.